La palabra profundización se
refiere inicialmente a la acción de hacer algo más profundo. Por ejemplo, en un
simple agujero que a través de alguna máquina se va haciendo más hondo. Por
extensión se aplica en otro sentido, principalmente al referirnos al
conocimiento de algo.
Cuando empezamos a
interesarnos por un tema determinado, nuestros conocimientos sobre los mismos
son limitados. Con el paso del tiempo vamos familiarizándonos con el
vocabulario, la metodología y las técnicas que lo conforman. En este proceso de
adquisición y asimilación estamos profundizando.
La acción de profundizar
consiste en prestar mucha atención e indagar en una cuestión para conocer sus
detalles. De este modo, la profundización ayuda a lograr una comprensión cabal
de todo tipo de eventos o fenómenos, accediendo al conocimiento de sus causas,
efectos, etc.
A menudo nos encontramos con
una falta de profundización en las afirmaciones sobre las cuales se apoyan las
masas, un fenómeno probablemente tan antiguo como la primera civilización
humana. Lejos de toda lógica, multitudes de personas basan sus vidas en
conceptos vacíos, en promesas que no se cumplirán, en los discursos dictados
por líderes que compensan la legitimidad con un exceso de carisma y demagogia;
como si esto fuera poco, esta esclavitud ideológica acarrea inversiones de
dinero y tiempo por parte de las víctimas.
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